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Cuando los sentidos hablan: lo invisible que conquista al huésped

  • Foto del escritor: Marcos Rodríguez
    Marcos Rodríguez
  • hace 20 horas
  • 2 Min. de lectura

En el sector hotelero, los comentarios de los clientes suelen girar en torno a aspectos tangibles: la comodidad de la cama, la variedad del desayuno, la atención del personal o la limpieza de las instalaciones. Y es lógico. Son los pilares de cualquier estancia satisfactoria.


Pero cuando un huésped dedica unas líneas a mencionar el aroma de un espacio, la música que lo acompañó durante su estancia o una exposición de arte que encontró en un rincón del hotel… sabemos que hemos logrado algo excepcional.


En Soul Space no buscamos ser protagonistas, sino crear atmósferas que se sienten más que se ven. Trabajamos para que el huésped viva una experiencia sensorial que refuerce la identidad del hotel sin imponerse. Y cuando esas sensaciones trascienden hasta el punto de ser mencionadas en una opinión pública, lo sentimos como la confirmación de que el trabajo bien hecho deja huella.


Porque, seamos realistas: no es habitual que un cliente mencione el aroma de una habitación, salvo que sea desagradable. Si lo destaca de forma positiva, es porque verdaderamente ha dejado una huella en su experiencia.

No es fácil que recuerde la música si la piscina, las vistas o el servicio son es

pectaculares. Si lo menciona, es porque algo se activó emocionalmente.

Y no es común que destaque una pieza de arte expuesta en una zona de paso. Si lo hace, es porque ha conectado con una propuesta que va más allá de lo estético.


Nuestros proyectos no pretenden decorar un espacio, sino construir una experiencia coherente con el alma del hotel, cuidando todos los sentidos. Aromas que cuentan historias. Música que acompaña estados de ánimo. Arte que sorprende sin interrumpir.


Y cuando eso sucede, el huésped no solo duerme en el hotel. Lo vive. Lo recuerda. Y, con suerte, lo comparte.


Gracias a todos los hoteles que confían en esta visión. Y gracias a esos clientes que, sin saberlo, validan con sus palabras todo el trabajo invisible que hay detrás.



 
 
 

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